Skip to main content
Your space for culture

La contribución de EEUU al conocimiento de la prehistoria de la región cantábrica

 

 

To read this article in English click here.

La presencia norteamericana en la región cantábrica se hace patente desde principios del siglo XX, y será particularmente intensa a partir de la segunda mitad,  cuando jóvenes investigadores estadounidenses abordarán en sus tesis doctorales diferentes aspectos relativos a la prehistoria de esta zona de España.

En primer lugar, tenemos que hablar del emplazamiento geográfico. La mencionada región cantábrica, se sitúa en el norte de España, un espacio muy rico y fértil en yacimientos arqueológicos y en cuevas decoradas con arte rupestre paleolítico declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Región de Cantabria

De hecho, uno de esos territorios privilegiados es Cantabria, que con poco más de 5.000 km2, se podría decir que es un museo subterráneo conformado por catedrales geológicas en las que los seres humanos que vivieron durante la última glaciación, hace decenas de miles de años, dejaron un testimonio inigualable, único y de un valor universal excepcional en las paredes y techos de las cuevas prehistóricas en forma de pinturas y grabados, así como de cultura material.

Desde el descubrimiento de la cueva de Altamira, Cantabria se convirtió en  un referente mundial de la prehistoria y fue el motivo por el que investigadores de diferentes nacionalidades dejaran su huella en este pequeño enclave español.

En el caso de Estados Unidos, me centraré en cuatro personalidades que, a mi juicio, mejor representan la contribución de la investigación estadounidense al conocimiento de la prehistoria cantábrica.

Empezaremos nuestro recorrido en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa, como es el de la cueva de El Castillo, en la localidad de Puente Viesgo.  Descubierta por Hermilio Alcalde del Río en 1903, en su vestíbulo se han documentado ocupaciones humanas que superan los 150.000 años de antigüedad, mientras que en el interior existe una de las mayores concentraciones de arte rupestre paleolítico.

Durante las excavaciones en El Castillo, dirigidas por Hugo Obermaier entre 1910 y 1914, con el patrocinio de Alberto I de Mónaco, encontramos al primer investigador estadounidense, Nels Christian Nelson (1875-1964), cuya aportación más significativa fue la de establecer la secuencia estratigráfica del yacimiento, en la que se muestran los diferentes momentos de ocupación humana a lo largo del paleolítico.

Doctorado por la universidad de California, en su tesis doctoral, pionera en su época por su metodología arqueológica, se centró en el estudio de los concheros de la bahía de San Francisco.  Durante años, Nelson había sido conservador de la sección de arqueología prehistórica del  American Museum of Natural History de Nueva York, en cuyos depósitos se encuentra una detallada documentación fotográfica, dibujos, muestras de sedimento, industria lítica y fauna recogidas por Nelson en El Castillo durante la campaña de 1913.

Otro de los reputados investigadores norteamericanos que trabajó en Cantabria fue George Grant MacCurdy(1863-1947), profesor de la Universidad de Yale y conservador del departamento de arqueología y antropología del Yale Peabody Museum of Natural History entre 1902 y 1931. Fue un reconocido prehistoriador, autor de obras tan notables como Human Origins. A Manual of Prehistory (1924) y presidente de la Asociación Americana de Antropología.

Durante su estancia en Cantabria, MacCurdy estuvo en el yacimiento de la cueva de El Castillo, así como en las excavaciones de Altamira, dirigidas por Obermaier, y tuvo la oportunidad de conocer los trabajos de Jesús Carballo en la cueva de El Pendo.

A partir de la década de los sesenta del pasado siglo, la presencia de investigadores estadounidenses relacionados con la “New Archeology” fue intensa y fructífera, pues supuso la introducción de nuevos paradigmas teóricos y modernas metodologías en el trabajo de campo situando a la prehistoria regional a la vanguardia europea.

Leslie Gordon Freeman, congreso sobre neandertales. Museo de Altamira, 2004.

Leslie Gordon Freeman, congreso sobre neandertales. Museo de Altamira, 2004.

En este sentido, destaca Leslie Gordon Freeman (1935-2012), que dejó una profunda huella en Cantabria gracias a sus estudios en cuevas tan emblemáticas como Altamira, El Castillo, El Pendo, El Juyo y Morín, entre otras, junto a su inseparable colega y amigo, el ilustre investigador regional Joaquín González Echegaray (1930-2013).

Freeman llegó a España a principios de los años sesenta para participar en las excavaciones de Torralba y Ambrona (provincia de Soria), que estaban bajo la dirección de Francis Clark Howell, paleontólogo y antropólogo de la Universidad de Chicago, y del que Freeman fue alumno  y discípulo.

Desde allí, Freeman se trasladó a Santander con el objetivo de estudiar los materiales de la cultura musteriense (propia de los neandertales) depositados en el museo provincial de la capital cántabra. Fruto de esas investigaciones fue la tesis doctoral que presentó en la mencionada Universidad de Chicago en 1964, de la que fue profesor hasta su jubilación.

Una de las excavaciones más relevantes en las que participó Freeman, fue la llevada a cabo en Cueva Morín (Villanueva de Villaescusa), dirigida junto a Echegaray entre 1966 y 1969.

No menos destacables fueron sus intervenciones en la cueva del Juyo (Camargo, 1978-1997) y, en particular, Altamira (Santillana del Mar, 1980-1981), donde se centró en el estudio e interpretación de las pinturas y grabados del famoso techo de los polícromos identificado y autentificado por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879.

Tanto Freeman como Echegaray fueron los impulsores y promotores del germen de lo que es hoy el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, fundado en 2004.

El ejemplo más sobresaliente, por su dilatada trayectoria científica en Cantabria, es el de Lawrence Guy Straus. Tras realizar su tesis doctoral sobre el Paleolítico de la región cantábrica, Straus ocupó un puesto de profesor de Antropología en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque. También ha sido director de la revista Journal of Anthropological Research.

Su mayor aportación al conocimiento de la prehistoria cantábrica está ligada a la cueva del Mirón (Ramales de la Victoria, 1996-2013), codirigiendo las excavaciones junto a Manuel González Morales, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, y convirtiendo a esta cueva en un referente de la prehistoria europea para entender las costumbres de nuestros ancestros del Paleolítico.

Lawrence Guy Straus (derecha) en la cueva de El Mirón. Imagen Universidad de Cantabria

Lawrence Guy Straus (derecha) en la cueva de El Mirón. Imagen Universidad de Cantabria

Uno de los más divulgados hallazgos es el que se produjo en el verano de 2010, cuando Straus y Morales identificaron el primer enterramiento Magdaleniense de la Península Ibérica. Se trataba de una mujer de entre 35 y 40 años que vivió hace 18.700 años y cuyo cuerpo fue cubierto con ocre, por lo que se considera parte de un ritual funerario complejo. De ahí que sea conocida como la “dama roja” de El Mirón.

Una vez hecho este recorrido por la prehistoria regional siguiendo los pasos de estos cuatro investigadores, quisiera concluir señalando que la presencia estadounidense en la región cantábrica supera a la selección propuesta en este artículo.

Baste recordar a, entre otros, Henry Fairfield Osborn, director del American Museum of Natural History de Nueva York; Sol Tax, profesor de Antropología en la Universidad de Chicago; Geoffrey Anderson Clark, discípulo de Freeman en la Universidad de Chicago y profesor en la Arizona State University de Tempe; Richard G. Klein, profesor de Antropología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chicago; Margaret Conkey, discípula de Freeman y profesora de la Universidad de California en Berkeley; Kathryn Cruz-Uribe, discípula de Freeman y profesora de Antropología de la Northern Arizona University.

 

Gonzalo Pedro Sánchez Eguren es antropólogo, sociólogo e historiador.